Oblatos de la Virgen María
Santa María de los Buenos Aires.
Villa Udaondo, 16 de abril de 2022
Querida familia lanteriana:
Aprovecho de este día que llamamos Sábado Santo para enviarte un saludo pascual. Al día de hoy, en la Iglesia, se le llama el día del Silencio. Es un día de contemplación, de silencio, de espera expectante.
El día de hoy me hace pensar que, como sociedad humana, es igual a los tiempos que corren y nos tocan transitar. Sí, vivimos dos largos años que fueron como un prolongado Viernes Santo. La enfermedad y la muerte nos visitaron.
El dolor y el límite humano cundieron por todos lados. Pero ahora pareciera que ya estamos transitando el Sábado Santo.
Es muy probable que tanto dolor nos haya dejado, a más de uno, por el suelo. Acá recurro a nuestro querido Padre Bruno con su consejo tan sanador:
aunque caiga cientos de veces, me levantaré y me diré: ¡Ahora empiezo de nuevo!
Los que somos creyentes sabemos con el corazón y la experiencia de la fe que al silencio de la muerte y la incomprensión le sigue la Vida que irrumpe con toda su fuerza y lo llena todo. La alegría y la paz se instalan en el corazón de aquellos que esperan contra toda esperanza. La Vida todo lo renueva, mejora
y perfecciona. La Vida que solo Dios puede darnos en abundancia.
Deseo de corazón que este tiempo Pascual sea también para vos, un tiempo de renovación y revitalización y que el Espíritu del Señor Jesús Resucitado llene tu vida, la de tus familiares y amigos.
Me despido con un fragmento de una letra de nuestro folclore nacional que -me parece- pinta bellamente el anhelo de cada uno de nosotros.
Vieja soledad hoy me iré de ti
buscando la luz, de un amanecer,
cuando llegue el alba
viviré, viviré.
Te bendigo en el Nombre de Dios. ¡Felíz Pascua de Resurrección!
P. Marcelo A. Turlett