Carta Navideña – Oblatos de la Virgen María

24 diciembre, 2020
Carta Navideña – Oblatos de la Virgen María

Oblatos de la Virgen María
Santa María de los Buenos Aires.

Villa Udaondo, 23 de diciembre de 2020.

Querida Familia Lanteriana:

otra vez más, nos ha llegado la Navidad. Culturalmente pensamos que llegamos nosotros a este tiempo, incluso hacemos esfuerzos para dejar todo listo, preparado, limpio y arreglado para llegar a… En realidad, la celebración de la Navidad nos llega a nosotros, nos sale al encuentro con toda su fuerza vital y con su paradoja -la de Dios- que nos lleva a descubrirla en un Niño recostado en un pesebre, envuelto en pañales.

Este año ha sido muy difícil, complicado, lleno de dolor, muerte, idas y vueltas, incomprensión. Pero también, en él, hemos aprendido a reinventarnos, a revalorar, a buscarle la vuelta hasta para hacer las cosas más sencillas. Nos vimos obligados a ir y buscar lo esencial de nuestras vidas, relaciones y circunstancias. De un día para el otro tuvimos que tomar conciencia y actuar en consecuencia, que no nos salvamos solos, que todos estamos en esta misma barca. Hemos hecho lo que hemos podido o querido. Pero no podemos decir que no nos hemos dado cuenta que, el mundo, así como lo veníamos viviendo, no daba para más. Y es justamente por ahí por donde pasa la salvación en estos momentos. Todavía no podemos relajarnos ni siquiera pensar que todo ha pasado. Ni siquiera la tan ansiada vacuna nos dará la seguridad que esperamos, al menos, por un buen largo tiempo. Nos queda un largo camino por recorrer. No podemos ni debemos bajar las defensas.

Pero aún en medio de esta pandemia mundial donde el límite, la enfermedad y la muerte parecieran haberse apoderado del orbe, podemos descubrir el verdadero valor y sentido de la Navidad que nos llega. Así como una nanopartícula nos amenaza constantemente y se nos ha colado en todo, la

Navidad nos dice que un Niño pequeño, pobre, desplazado, apenas vestido es el signo de la esperanza para el mundo.
La Navidad es justamente hacernos pequeños y hacernos cargo de los pequeños del Reino, de esos que son invisibilizados, desplazados, descartados, desprovistos hasta de lo esencial y, que esta pandemia, dejó al descubierto más que nunca. Y de frente a eso: ¿cómo vamos a seguir?

La Navidad que nos llega, así como irrumpe siempre la vida, es discernir por dónde pasa lo esencial de nuestra esperanza, de la vida misma.

Tomo un párrafo de la encíclica Fratelli Tutti (55) del Papa Francisco: La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza.

Te deseo de corazón una muy feliz y esperanzada Navidad.
Te bendigo de corazón, en el nombre de Dios.

p. Marcelo, omv

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