Queridos compañeros y amigos:
Hace unas semanas, en el taller de patín, sucedió que la profesora propuso una oración a “María Auxiliadora” para que nos cuide, nos proteja y acompañe. Con la frescura y espontaneidad de siempre, unos niños que realizaban dicho taller, preguntaron quién era esa tal “Auxiliadora”, porque ellos conocían y siempre le rezaban a “María Inmaculada”. Sin duda tendrán toda la vida para aprender eso de las advocaciones, de las diferentes historias de su presencia en nuestro pueblo, en nuestras comunidades; lo que sí es importante pensar, es que cada uno de nosotros, y desde muy pequeños, la reconocemos presente en nuestra vida. Que “la Inmaculada” es ese “dulce nombre” que nos acompaña y nos identifica.
Qué importante es celebrar este “dulce nombre de María” con la campaña de donación de sangre, justamente en su casa, nuestra capilla; qué significativo es que esta semana la concluyamos con el “encuentro de exalumnos”, al que todos los docentes están invitados, también en medio de las conmemoraciones del día del maestro y el profesor.
En algún momento como grupo, en la soledad de cada uno de nuestros corazones, junto a nuestros hijos y alumnos, pongamos en las manos y el corazón de María nuestras intenciones, nuestros deseos, temores y esperanzas, aquello que le queramos ofrecer. La Virgen María, ese “dulce nombre” que siempre nos acompaña, bendice nuestra tarea, nuestras familias y nuestros niños/as.
Equipo directivo
Comunidad Religiosa