¿Por qué los niños pegan y muerden?

23 marzo, 2018
¿Por qué los niños pegan y muerden?

Hasta los tres años los niños tienen que asegurarse frente a la separación de la madre y su proceso de individualización. Muchas angustias y frustraciones que van viviendo en esta etapa, no tienen como comunicarlas y la única forma es dejándose llevar por el impulso de morder, que es lo que en un primer momento calmará al niño y le permitirá transitar la separación como vivencia en el cuerpo.

Estas pulsiones aparecen alrededor de los 6 meses y duran hasta los tres años aproximadamente que es cuando se establece el uso del lenguaje definitivamente.

Hay que contener estos impulsos sin culpabilizar al niño. Desdramatizando, para ayudarle en el proceso de simbolización y dirigir estas angustias hacia otros actos; pero marcando claramente que hay cosas que no se pueden hacer.

¿COMO TRABAJAR ESTOS MIEDOS?

Una manera para trabajar estos actos (morder, pegar, tirar del pelo…) en niños en la primera infancia es a través de los juegos de aparición, desaparición y ocultamiento. Y juegos de construcción y destrucción para trabajar la culpabilidad de la agresión (Aunque yo destruya una torre, las piezas no desaparecen). Vivir la desaparición como un juego hará que la separación de la madre, o ámbito familiar luego sea más fácil. Disfrutando mucho más del reencuentro.

Los conflictos son un hecho natural de nuestro día a día y serán positivos o negativos en función de cómo nos enfrentemos a ellos. La forma en que los adultos les ayudemos a resolverlo es esencial para enseñarles a sociabilizarse con empatía y respeto.

Debemos proporcionarles estrategias y alternativas para que puedan gestionar sus emociones infantiles sin recurrir a las agresiones.

Sin olvidar que las peleas o impulsos agresivos en la edad infantil forman parte de este proceso de aprendizaje de relación y sociabilidad. Y que, en casi todos los casos, el niño/a dejará de agredir con el dominio del lenguaje que es alrededor de los tres años. Cuando pueden expresar claramente “Estoy muy enojada”. 

¿POR QUÉ, POR QUÉ Y POR QUE?

Debemos intentar entender antes de actuar:

  • ¿Por qué ha mordido?
  • ¿Por qué lo/la han mordido?

La acción es cómo comunican su interés, su intención. Por lo tanto, entendemos que los niños y niñas están aprendiendo que nuestra intervención ha de mostrar una actitud de comprensión sin juzgarlos, ni culpabilizarlos.

Cuando decimos NO, debemos acompañarlo con la acción. Es decir, dar alternativas. El no por sí solo no educa.

Cuando se dejan llevar por el impulso es porque no han encontrado, no saben acceder a lo que les interesa, conseguir lo que quieren, defenderse de quién le ha quitado el juguete, etc.

Como adultos, debemos enseñarles a reconocer que están enojados y mostrarles otro camino para que no hagan daño.

No debemos olvidar, que no podemos “cambiarlos” en la primera infancia, porque todas estas agresiones (aunque suenen feas) forman parte de este aprendizaje.

Aprendernos a relacionarnos con los demás es dificilísimo ya como adultos, entonces ¡imaginen en los primeros años de vida!

Con afecto, Casita de Belén

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