Comenzamos un nuevo año con las expectativas, interrogantes y esperanzas que acompañan cada inicio de ciclo. En este tiempo, y por diversos medios estuvimos compartiendo la felicidad de los momentos de descanso vividos en familia, con nuestros amigos, nuestros hijos. Y como es la vida, también nos sucedieron momentos difíciles, esos que acompañan siempre el camino. Este inicio que nos reune como comunidad educativa, es propicio para que podamos resignificar cada una de esas cosas que sabemos están en nuestro corazón. La congregación de los padres oblatos nos propone vivirlo reflexivamente a la luz del lema: “acá estoy, para qué me llamas…”
“Acá estamos” podemos ser cada uno de nosotros, de nuestros amigos y compañeros, nuestros alumnos, que con sus deseos y necesidades nos encontrarán en el camino de cada día. Pero también ese “acá estoy”, puede ser la presencia de Jesús o de María, en los momentos más difíciles que debamos afrontar. Dependerá de nosotros a quién escuchemos decir cada día:“acá estoy”.
Sin duda este será un año intenso, como vienen siendo estos que nos tocan vivir últimamente. Nuestro compromiso es hacer que esa intensidad se convierta en diálogo, en pensamiento compartido, en ayuda y acompañamiento, transformando toda violencia en reflexión, toda demanda en compromiso, todo deseo en ayuda. Porque la segunda parte de nuestro lema dice: “para qué me llamas…”, y eso nos debe encontrar dispuestos.
Este será otro de los principios fundamentales: estar disponibles a escuchar al otro, atender el sufrimiento y la necesidad. Porque “para qué me llamas” expresa la confianza en las capacidades del otro y en las propias, convencidos de que lo que lleguemos a construir a lo largo del año, será el resultado de lo que cada uno de nosotros haya dispuesto brindar.
Y uno de los testimonios más profundos vividos por todos nosotros, fue la vida compartida y el ejemplo de nuestra amiga y compañera Patricia. Su sonrisa constante, su compromiso en el trabajo, su compañerismo, su creatividad y su amistad son el ejemplo vivo que siempre, quiénes la conocimos, estaremos agradecidos y dispuestos a imitar. Seguramente muchos, al entrar cada día a la escuela, la recordaremos recitando estas palabras: “acá estoy, para qué me llamas”.
Ciclo Lectivo 2018 Reunión Plenaria